El proyecto de esta bodega surge de la confluencia de dos ideas fundamentales, alcanzar un óptimo funcionamiento enológico en una edificación que se adapte respetuosamente a las condiciones naturales del terreno.
El exterior esta compuesto por un gran cubo de hormigón visto, semi enterrado parcialmente, del que sobresale un contundente lucernario que se abre al valle de Yerri y a las sierras de Urbasa y Andía, mirando hacia el Camino de Santiago que discurre por el lindero norte de la parcela.
El volumen principal aloja todo el proceso de producción pensado y diseñado para llevar la uva por gravedad optimizando el proceso, a su vez el volumen soterrado está destinado a funciones de almacenaje y reposo del vino. En la macla de ambos volúmenes se encuentra el laboratorio/sala de catas con orientación este-oeste, presidido por la vista enmarcada del perfil de Montejurra.
Una galería acristalada ubicada en la parte alta de la parcela, conforma un tercer volumen que ordena el acceso peatonal al edificio. En su interior se  distribuyen los espacios de gestión administrativa y un pequeño office / comedor donde los invitados disfrutaran de unas vistas espectaculares.